LAS MIGRACIONES
El Bienestar de los Migrantes y el Desarrollo, publicado esta semana por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Ginebra, ofrece en primicia una visión global del bienestar de los migrantes.
A la luz de las conclusiones de una Encuesta Mundial Gallup, en cuyo marco se entrevistó a más de 25.000 migrantes en más de 150 países, en este Informe se examina con nuevos ojos cómo es realmente la vida de los migrantes en el mundo actual, independientemente de que emigren a países de altos ingresos en el Norte y entre estos países, o a países de ingresos más bajos en el Sur, y entre estos últimos.
En dicho Informe se analiza en qué medida la migración en nuestros días permite vivir mejor, y el grado de satisfacción de los migrantes con sus vidas en comparación con la población local, a saber, si tienen más dificultades para hallar un empleo o crear sus propias empresas, y si tienen más probabilidades de tener problemas de salud. Además, el Informe brinda a los migrantes la oportunidad sin igual de contar sus propias historias.
Conforme a lo establecido en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, uno de los objetivos clave del desarrollo es mejorar el bienestar de la persona. Sin embargo, el desarrollo suele medirse principalmente en términos de indicadores económicos, tales como el PNB.
De manera análoga, es frecuente que la contribución de los migrantes al desarrollo se mida esencialmente en función del dinero que envían a sus países, y no del modo en que la migración afecta a sus vidas.
Las nuevas cifras presentadas en el Informe muestran que los adultos migrantes que se desplazan de Sur a Norte apenas representan el 40% del total mundial. El 33% de los migrantes se desplaza entre países del Sur, el 22% entre países del Norte, y el 5% de Norte a Sur.
En general, la migración mejora el bienestar, en particular de quienes se desplazan al Norte. Sin embargo, contrariamente a lo que cabría esperar, son los migrantes que se desplazan de Norte a Norte (entre países de altos ingresos), y no los que se desplazan de Sur a Sur, los que se consideran más beneficiados. Al margen del contexto Norte-Norte, los migrantes suelen estar menos satisfechos con sus vidas que la población nacida en el país.
Quienes emigran de Norte a Sur tienen experiencias contrapuestas. Si bien tienden a sacar más provecho de su dinero en un entorno relativamente más económico, también suelen tener menos contactos sociales, por lo que hay menos probabilidad de que conozcan a alguien a quien puedan recurrir en caso de necesitar ayuda.
En cambio, los migrantes del Sur al Norte consideran que viven en condiciones análogas, o ligeramente peores, a las de las personas con un perfil equivalente que han permanecido en el país de origen.
La migración Sur-Sur entre países de bajos o medianos ingresos es, en gran parte, una cuestión de supervivencia, ya que trae consigo pocas ganancias y da lugar a tensiones entre los migrantes y los nacidos en el país.
De hecho, los migrantes en el Sur se encuentran en una situación similar o peor que si no hubieran emigrado. Muchos están insatisfechos con su estado de salud, y afirman que su nivel de vida ha empeorado y que deben luchar por obtener una vivienda adecuada. La mayoría suele mostrarse bastante pesimista con respecto a su futuro.
En el Informe se proporciona una serie de percepciones nuevas sobre la relación entre la migración y el desarrollo. Por ejemplo, aunque aproximadamente dos tercios de los migrantes internacionales provienen del Sur, las personas originarias de países del Norte tienen una mayor probabilidad de emigrar.
De hecho, los emigrantes representan entre el 3,6% y el 5,2% del total de la población en el Norte, mientras que, en el Sur, apenas constituyen el 3% de la población.
Esta conclusión es importante, ya que suele darse por sentado que la falta de desarrollo impulsa la migración, y que este fenómeno disminuirá cuando el país concernido alcance un mayor nivel de desarrollo.
Las nuevas conclusiones también dan a entender que sólo una minoría de migrantes envía remesas. En efecto, apenas el 8% de los adultos migrantes en el Sur, y el 27% en el Norte indica que envía “ayuda financiera” a su familia en otro país.
Otro concepto erróneo que se pone de relieve en el Informe es el nivel de desempleo entre los migrantes. La tasa mundial de desempleo entre los migrantes es aproximadamente del 13%, en comparación con el 8% registrado entre los nacidos en el país.
Además, el número de migrantes que se desplaza de Norte a Sur supera los 7 millones. Entre ellos se cuentan nacionales de los Estados Unidos de América que se desplazan hacia México y Sudáfrica, pero también alemanes que se trasladan a Turquía, y portugueses que parten al Brasil. Ésta parece ser una nueva tendencia de la migración que invita a replantearse antiguas nociones de migración y desarrollo, dado el incremento del número de personas que se desplaza de países desarrollados a países menos desarrollados.
Por último, en el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2013 se subraya la necesidad apremiante de identificar en qué medida varía el bienestar de los migrantes en función de su ubicación y experiencia personal. Esta variación se observa, por ejemplo, en los efectos de la migración en el bienestar de diferentes categorías de migrantes, inclusive los trabajadores migrantes, los estudiantes, los migrantes en situación irregular, los migrantes de retorno, o los migrantes desamparados a causa de situaciones de conflicto o de desastres naturales
A la luz de las conclusiones de una Encuesta Mundial Gallup, en cuyo marco se entrevistó a más de 25.000 migrantes en más de 150 países, en este Informe se examina con nuevos ojos cómo es realmente la vida de los migrantes en el mundo actual, independientemente de que emigren a países de altos ingresos en el Norte y entre estos países, o a países de ingresos más bajos en el Sur, y entre estos últimos.
En dicho Informe se analiza en qué medida la migración en nuestros días permite vivir mejor, y el grado de satisfacción de los migrantes con sus vidas en comparación con la población local, a saber, si tienen más dificultades para hallar un empleo o crear sus propias empresas, y si tienen más probabilidades de tener problemas de salud. Además, el Informe brinda a los migrantes la oportunidad sin igual de contar sus propias historias.
Conforme a lo establecido en la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, uno de los objetivos clave del desarrollo es mejorar el bienestar de la persona. Sin embargo, el desarrollo suele medirse principalmente en términos de indicadores económicos, tales como el PNB.
De manera análoga, es frecuente que la contribución de los migrantes al desarrollo se mida esencialmente en función del dinero que envían a sus países, y no del modo en que la migración afecta a sus vidas.
Las nuevas cifras presentadas en el Informe muestran que los adultos migrantes que se desplazan de Sur a Norte apenas representan el 40% del total mundial. El 33% de los migrantes se desplaza entre países del Sur, el 22% entre países del Norte, y el 5% de Norte a Sur.
En general, la migración mejora el bienestar, en particular de quienes se desplazan al Norte. Sin embargo, contrariamente a lo que cabría esperar, son los migrantes que se desplazan de Norte a Norte (entre países de altos ingresos), y no los que se desplazan de Sur a Sur, los que se consideran más beneficiados. Al margen del contexto Norte-Norte, los migrantes suelen estar menos satisfechos con sus vidas que la población nacida en el país.
Quienes emigran de Norte a Sur tienen experiencias contrapuestas. Si bien tienden a sacar más provecho de su dinero en un entorno relativamente más económico, también suelen tener menos contactos sociales, por lo que hay menos probabilidad de que conozcan a alguien a quien puedan recurrir en caso de necesitar ayuda.
En cambio, los migrantes del Sur al Norte consideran que viven en condiciones análogas, o ligeramente peores, a las de las personas con un perfil equivalente que han permanecido en el país de origen.
La migración Sur-Sur entre países de bajos o medianos ingresos es, en gran parte, una cuestión de supervivencia, ya que trae consigo pocas ganancias y da lugar a tensiones entre los migrantes y los nacidos en el país.
De hecho, los migrantes en el Sur se encuentran en una situación similar o peor que si no hubieran emigrado. Muchos están insatisfechos con su estado de salud, y afirman que su nivel de vida ha empeorado y que deben luchar por obtener una vivienda adecuada. La mayoría suele mostrarse bastante pesimista con respecto a su futuro.
En el Informe se proporciona una serie de percepciones nuevas sobre la relación entre la migración y el desarrollo. Por ejemplo, aunque aproximadamente dos tercios de los migrantes internacionales provienen del Sur, las personas originarias de países del Norte tienen una mayor probabilidad de emigrar.
De hecho, los emigrantes representan entre el 3,6% y el 5,2% del total de la población en el Norte, mientras que, en el Sur, apenas constituyen el 3% de la población.
Esta conclusión es importante, ya que suele darse por sentado que la falta de desarrollo impulsa la migración, y que este fenómeno disminuirá cuando el país concernido alcance un mayor nivel de desarrollo.
Las nuevas conclusiones también dan a entender que sólo una minoría de migrantes envía remesas. En efecto, apenas el 8% de los adultos migrantes en el Sur, y el 27% en el Norte indica que envía “ayuda financiera” a su familia en otro país.
Otro concepto erróneo que se pone de relieve en el Informe es el nivel de desempleo entre los migrantes. La tasa mundial de desempleo entre los migrantes es aproximadamente del 13%, en comparación con el 8% registrado entre los nacidos en el país.
Además, el número de migrantes que se desplaza de Norte a Sur supera los 7 millones. Entre ellos se cuentan nacionales de los Estados Unidos de América que se desplazan hacia México y Sudáfrica, pero también alemanes que se trasladan a Turquía, y portugueses que parten al Brasil. Ésta parece ser una nueva tendencia de la migración que invita a replantearse antiguas nociones de migración y desarrollo, dado el incremento del número de personas que se desplaza de países desarrollados a países menos desarrollados.
Por último, en el Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2013 se subraya la necesidad apremiante de identificar en qué medida varía el bienestar de los migrantes en función de su ubicación y experiencia personal. Esta variación se observa, por ejemplo, en los efectos de la migración en el bienestar de diferentes categorías de migrantes, inclusive los trabajadores migrantes, los estudiantes, los migrantes en situación irregular, los migrantes de retorno, o los migrantes desamparados a causa de situaciones de conflicto o de desastres naturales